Argumento: Richard Hannay (Robert Donat), es un joven canadiense de paso
por Londres. La misma noche que conoce a Annabella Smith (Lucy Mannheim), una
espía extranjera, ella es asesinada. A partir de allí, Hannay se ve involucrado
en una intriga internacional liderada por el Profesor Jordan (Godfrey Tearle) a
la vez que es perseguido por la policía, como sospechoso del asesinato de
Annabella. Hannay se ve forzado a desenmascarar a los villanos para limpiar su
nombre, con ayuda de Pamela (Madeleine Carroll), una joven que conoce en su
camino.-
Primero que nada, debo decir que esta es una de mis películas favoritas,
de Mr. Hitchcock y de cualquier otro director, de modo que sabrán disculpar si
no soy del todo objetiva. Además encontré que tenía tanto para decir que para
no aburrirlos en exceso decidí dividir este comentario en dos entregas. También
es justo decir que “nuestros amigos los verosímiles” pueden encontrar un poco
difícil de digerir la trama y lo sé, porque aún recuerdo que la primera vez que
vi The thirty – nine steps, en los
primeros minutos me pareció totalmente absurda, pero a las pocas escenas “caí”
dentro de la historia y la disfruté en grande.-
El comienzo es interesante: un travelling
revela el cartel luminoso de un espectáculo de variedades. Luego seguimos al
protagonista, de espaldas a la cámara, mientras compra la entrada, ingresa en
la sala y se sienta. Ello casi nos hace pensar que caminamos detrás de él, que
somos el siguiente espectador en la fila de la boletería, y supone una
agradable introducción para Mr. Memory (Wylie Watson), la mayor atracción del
espectáculo y un personaje fundamental, como comprobaremos al final de la
película. Un disturbio originado en el fondo de la sala – disparos al aire
incluidos – arroja a una desconocida en los brazos de nuestro héroe, y sin más,
ambos terminan en el departamento de Hannay. La mujer, que se presenta como
“Annabella Smith”, mantiene un extraño comportamiento una vez dentro de la
morada de Hannay, y lo explica revelando que es una espía extranjera perseguida
por un par de agentes enemigos, además de exponer al dueño de casa cierta
información confidencial. Aquí es donde el espectador incrédulo se pregunta
¿por qué una espía presuntamente calificada (según dice, ella es la única que puede detener a los villanos)
involucra a un hombre inocente en esta intriga? ¿Por qué le revela tanta
información en lugar de inventar una excusa para ganar su favor? ¿Por qué
Hannay permite que ella pase la noche en su departamento, cuando sabe que los
villanos están vigilándolos? ¿No piensa que ello podría ponerlo en peligro?
(mientras tanto, todos los demás nos preguntamos ¡¿por qué Hannay no se quita
el abrigo dentro de su casa?!).-
Durante la noche Annabella es asesinada, pero antes de morir logra
advertir a Hannay de que debe huir. Una pista esencial se encuentra en el mapa
de Escocia que Annabella sostiene, y pone al héroe en movimiento. La salida del
edificio es resuelta de modo muy ingenioso, y a la vez evidencia la razón por
la cual Hannay no puede confiar en nadie: la realidad que atraviesa simplemente
no es creíble para el común de la gente.-
Luego se suceden una serie de peripecias de las que Hannay sale airoso,
hasta que llega a la morada del Profesor Jordan. Un instante de gran suspenso
se vive cuando el Profesor, habiéndose quitado su máscara de respetabilidad,
dispara a Hannay y éste cae desplomado. Dominando perfectamente la técnica del
género, Mr. Hitchcock difiere la resolución, transportándonos por unos segundos
a otro escenario (la casa del granjero) antes de revelar que Hannay fue salvado
por un libro de himnos guardado en el bolsillo interior de su abrigo, que
absorbió el impacto de la bala.-
Finalmente, Hannay vuelve al área londinense y se encuentra de nuevo en
un teatro de variedades, sin saber exactamente qué debe buscar. La música que durante
toda la película no podía quitarse de la cabeza vuelve a sonar, y allí el
protagonista recuerda que es aquella que presenta a Mr. Memory. Nosotros ya lo
sabíamos, claro, pero la escena no resulta vana porque descubrimos junto con
Hannay que Mr. Memory es la clave de todo el enigma: el Profesor ha utilizado
su extraordinaria memoria para robar la secreta fórmula de construcción de un
avión con motor silencioso (he aquí el McGuffin). El final es totalmente
apropiado: Hannay pregunta a viva voz qué son los treinta y nueve escalones que
ha buscado durante toda la película y Mr. Memory no puede evitar contestar que
se trata de una organización de espías al servicio de cierta potencia
extranjera. Su respuesta es interrumpida por el Profesor, quien le dispara
hiriéndolo de muerte para luego ser atrapado por la policía. Una vez leí por
allí un comentario que criticaba la actitud de Mr. Memory y sostenía que era
absurdo que no haya mentido para salvar su vida, o al menor para proteger su
secreto. Sin embargo, la conducta de Mr. Memory es perfectamente coherente con
su idiosincrasia: contesta porque debe
contestar, su conciencia y su sentido del deber le impiden obrar de manera
diferente. Toda su vida ha estado consagrada a la memorización de datos y la
única forma de honrar ese esfuerzo es contestando con la verdad a las preguntas
que le formulan. Mr. Memory lleva este principio al extremo y ello le cuesta la
vida.-
Como decía anteriormente, me gusta muchísimo esta película. Creo que el
motivo principal es su reparto: Robert Donat hace suyo el personaje desbordando
energía y encanto. Maneja a la perfección lo que Mr. Hitchcock, en su diálogo
con François Truffaut, denominó understatement,
es decir la presentación de acontecimientos trágicos con un tono ligero.
Este recurso es clave en la filmografía de Mr. Hitchcock, y sus mejores protagonistas
fueron quienes lograron encarnarlo. Lamentablemente por distintas
circunstancias Mr. Hitchcock y Mr. Donat no volvieron a reunirse en una
película: el director quiso que personificara al detective en Sabotage, un año después, pero el trato
no pudo concretarse; y leí por estos días que también habría sido su elegido
para The secret agent (El agente
secreto), del mismo año, pero la salud de Robert Donat le impidió aceptar el
papel. Es difícil hacerlo, porque en lo personal me gustan los actores que
asumieron ambos roles (John Loder y John Gielgud respectivamente), pero puedo
imaginar cómo hubieran resultado esas películas con Robert Donat al frente del
reparto… Madeleine Carroll también está muy bien en su rol de joven severa y
valiente, y representa con mucha delicadeza el proceso de enamoramiento de
Hannay. Su personaje también tiene, al igual que Mr. Memory, su propia lógica:
su rectitud la lleva a entregar a Hannay en dos oportunidades y, si bien va
cediendo a medida que advierte en el protagonista rasgos nobles, sólo baja la
guardia cuando descubre la verdad. Los actores a cargo de los personajes
menores, finalmente, son verdaderamente excelentes. Mr. Hitchcock contó a François
Truffaut que estructuró el guión como una serie de episodios, de modo tal que
cada escena constituya un pequeño film en sí mismo y los viajantes de comercio,
el granjero y su mujer, el público de la reunión política, la esposa del
Profesor, el posadero y su mujer, cumplen ampliamente con este objetivo. Cada
uno de ellos deja una huella imborrable en el espectador, y entre todos
“llenan” la película.-
(Continúa en una próxima entrada).-
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