lunes, 27 de enero de 2014

Blackmail (La muchacha de Londres, Chantaje) – 1929


Argumento: Alice (Anny Ondra), novia de Frank (John Longden), un joven detective de Scotland Yard, sale en una cita con un artista (Cyril Ritchard) y accede a subir a su departamento. Una vez allí el artista intenta violarla, y Alice lo mata en defensa propia. La investigación es asignada a Frank, quien descubre que su novia está involucrada. Tracy (Donald Calthrop), un delincuente, también está al tanto del crimen cometido por Alice e intenta chantajear a la joven pareja. Mientras tanto, la investigación oficial se dirige hacia Tracy, el cual perseguido por la policía muere al caer desde la cúpula del Museo Británico. Finalmente, Alice queda libre de toda sospecha.-

Y un día Mr. Hitchcock coincidió con el cine sonoro… Debo confesar que, pese a que esta película goza de excelente reputación y es ampliamente admirada, para mí no funciona en absoluto. Ciertamente es una película insoslayable dentro de la filmografía del director, no sólo por su importancia técnica sino también porque marca el retorno de Mr. Hitchcock a “su” género, del cual ya prácticamente no se apartará, pero...

La introducción del film es interesante como concepto: los agentes de Scotland Yard han localizado a un sospechoso. Llegan sigilosamente hasta su habitación, en la cual el hombre está acostado, leyendo el diario y fumando un cigarrillo. Éste advierte la presencia de los oficiales a través de un espejo (buen detalle visual) e intenta alcanzar su arma. Los policías se lo impiden, lo aprehenden y lo llevan al cuartel para interrogarlo. Lo retienen durante horas, lo cual se sugiere con las colillas de cigarrillos que se acumulan en el cenicero, y finalmente registran sus datos para dejarlo detenido. Todo ello está filmado como si se tratara de una película muda, a excepción de algunos sonidos tales como pasos, puertas que se cierran y bocinas de vehículos (las bocinas se repetirán durante todo el film, la mayoría de las veces sin mucho sentido) y según he leído, Mr. Hitchcock se preocupó especialmente porque los detalles fueran exactos. Además, ésta fue la primera vez que tales procedimientos se mostraron al público masivo en una película británica, por lo cual los espectadores recibieron con asombro y agrado esta secuencia.-

Mis problemas con Blackmail comienzan precisamente allí: esta sección de la película, a mi entender, dura demasiado en relación con la importancia que tiene en el resto de la historia, y parece cumplir una mera función decorativa. Me explico mejor: en The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de Amor) veremos una escena similar cuando la Sra. Paradine es detenida, acusada de haber asesinado a su marido. Sin embargo en ese caso la misma tiene gran significado, toda vez que hemos visto que la Sra. Paradine es una mujer altiva y elegante, por lo cual todo el procedimiento supone una humillación violatoria de su intimidad. Más icónicamente, la escena se repite en The wrong man (Falso culpable, El hombre equivocado), causando temor en Manny, el protagonista, y también en el espectador. Allí, hemos conocido ya a Manny y a su familia, sabemos que es un hombre esencialmente bueno y creemos en su inocencia. Por eso nos angustia ver lo que sucede con él, y sufrimos al identificarnos con su infortunio. En Blackmail, por el contrario, no conocemos a los personajes y por lo tanto no nos interesan sus destinos.-

Aún más: en mi caso, ni siquiera al conocer a Alice me angustio pensando que puede ser descubierta y sometida al mismo procedimiento. El personaje aparece y se mete en problemas sin presentación. No sabemos quién es, cómo vive, qué siente. Sólo sabemos que ha hecho de antemano una cita con otro hombre para la misma noche en que debía encontrarse con su novio. Ello nos conduce a dudar sobre su carácter y nos hace difícil el simpatizar con ella. Tampoco ayuda su comportamiento insensato para con Frank, y mucho menos su proceder en el estudio del artista. ¿Se puede ser tan inocente, incluso en 1929?

Las cosas empeoran cuando entra en escena el personaje del chantajista, Tracy. Evidentemente espiaba al artista, y al hacerlo descubre a Alice, pero ¿qué tipo de relación los unía? ¿También lo extorsionaba, o había algo más? Bueno, tratándose de Mr. Hitchcock, este detalle seguramente no es importante, lo que cuenta es que Tracy estaba en el lugar indicado, en el momento justo. Sin embargo, en esta película me molesta un poco no saber. Este es el primer villano de la filmografía de Mr. Hitchcock, y ciertamente es el personaje más atractivo de la película, el cual prefigura a los maravillosos villanos hitchcockianos que encontraremos de aquí en adelante. Su descaro es magnífico, aunque no alcanza para que nos preocupemos por él cuando es perseguido por un crimen que no cometió. Después de todo, es simpático pero no tanto…

Visualmente, la película tiene sus altibajos. En líneas generales no ofrece muchas sorpresas, e importa un retroceso en comparación con las películas anteriores de Mr. Hitchcock. Sin embargo se destacan un interesante plano de Alice y el artista subiendo las escaleras, en el cual la cámara asciende con ellos; la secuencia posterior al homicidio, que muestra a Alice deambulando toda la noche por la ciudad; y sobre todo una breve secuencia que representa el proceso de identificación de Tracy por parte de la casera del artista, muy bien ejecutada. Asimismo, Mr. Hitchcock juega con las sombras que proyecta sobre sus personajes: momentos antes de que el artista ataque a Alice, un bigote siniestro se dibuja sobre su rostro, representando el bigote que solía llevar el villano en las películas mudas. Por otro lado, cuando Alice toma la decisión de entregarse, se levanta de su silla y una sombra aparece sobre su cuello, anticipando la horca en la que será ejecutada.-

Creo que lo peor son muchos de los primeros planos en la primera parte de la película, que en algunos casos llegan hasta a confundirnos respecto a la posición de los personajes. Por ejemplo: antes de que Alice y el artista lleguen al estudio de éste, vemos a un hombre esperando frente a la puerta, en un plano tan abierto que no nos permite identificarlo. Luego se aparta, al ver que el dueño de casa llega acompañado. Mientras el artista convence a Alice para que suba a su estudio, los primeros planos de Tracy nos hacen saber que está escuchando la conversación. Pero ¿quién es y sobre todo, dónde está? Misterio.-

Respecto a las actuaciones, como había adelantado en el comentario anterior, no me gusta nada la interpretación de Anny Ondra, quien básicamente se limita a permanecer inmóvil y espantada a lo largo de gran parte de la película. John Longden también ofrece una actuación estática, pero de alguna forma resulta un poco más interesante. Sin dudas, se destacan Donald Calthrop como el villano, desfachatado como corresponde, y Cyril Ritchard, quien se desenvuelve muy bien en su breve aparición. Antes de que revele su violencia, casi podemos entender que Alice lo prefiera a Frank. Como siempre en las películas de Mr. Hitchcock los personajes secundarios son los más atractivos: la vecina parlanchina que comenta el asesinato la mañana posterior y la casera del artista son simplemente maravillosas.-

Brevemente, quisiera hacer un comentario sobre el sonido en esta película. Es bastante conocido que la voz de Alice no es la de Anny Ondra, cuyo acento marcado no resultaba apropiado para el papel. Como ya se habían filmado muchas tomas de la versión muda que podían utilizarse en la sonora, y por lo tanto era tarde para cambiar a la actriz principal, se solucionó esta contrariedad recurriendo a una suerte de “doblaje” primitivo (el doblaje aún no era técnicamente posible): Anny Ondra movía los labios frente a la cámara y la actriz Joan Barry (protagonista de Rich and strange – Lo mejor es lo malo conocido) decía el texto simultáneamente, mientras Mr. Hitchcock controlaba el sonido con auriculares. El efecto quedó bastante bien logrado y los invito a prestar particular atención a ello cuando vean la película (y a imaginar cómo hubiera resultado Blackmail si la hubiera protagonizado Joan Barry). Por otro lado, hay otros efectos interesantes en la parte media de la historia: la cabina telefónica en la tienda del padre de Alice aísla el sonido exterior y proporciona a los protagonistas un poco de intimidad. Asimismo, durante el desayuno posterior al crimen, la vecina de los White teoriza sobre los inconvenientes de asesinar con un cuchillo y Alice sólo escucha la palabra “cuchillo” una y otra vez. El resto se disuelve en una nebulosa sonora con la cual el joven Mr. Hitchcock experimenta con éxito.-

Dije anteriormente que aquí aparece el primer villano hitchcockiano. Pues también vemos por primera vez algo que se convertirá en uno de los elementos distintivos de la etapa hollywoodense de Mr. Hitchcock: la utilización de monumentos y lugares célebres como trasfondo de persecuciones y muerte. Con ello, el director nos acerca la sensación de peligro, al situarlo en un lugar fácilmente reconocible y que incluso podemos haber visitado, además de proveer de un atractivo entorno para las escenas emocionantes

En Blackmail Mr. Hitchcock retoma sus cameos: podemos verlo en uno particularmente extenso, luego de que Alice y Frank dejan la estación de policía. Está sentado detrás de Frank en el subterráneo y es molestado por un niño que golpea su sombrero.-

Esta película, en Argentina, se consigue fácilmente en DVD. Está editada en una presentación doble conjuntamente con The man who knew too much (El hombre que sabía demasiado) de 1934. La calidad de la imagen es bastante buena pero el volumen del sonido es variable. Tiene subtítulos en español.-

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