sábado, 22 de febrero de 2014

Murder! (Asesinato) – 1930



Argumento: Diana Baring (Norah Baring), una joven actriz, es acusada del homicidio de
otra actriz de la misma compañía teatral a la que ella pertenece. El célebre actor Sir John (Herbert Marshall) integra el jurado e intuye que la joven es inocente. Sin embargo no logra convencer a sus pares y Diana es condenada a la pena de muerte. Sintiéndose culpable, Sir John inicia su propia investigación con ayuda del director de la compañía teatral, Ted Markham (Edward Chapman) y de la esposa de éste (Phyllis Kenstam). Finalmente, Sir John logra salvar a Diana al descubrir que el verdadero culpable es otro actor, Handel Fane (Esme Percy), de quien Diana estaba enamorada, y que asesinó a su colega para evitar que ésta revelara un secreto.-
 
Esta película es uno de los pocos whodunit realizados por Mr. Hitchcock. Un whodunit es una historia de misterio, en la cual la intriga radica en descubrir quién cometió un crimen. Mr. Hitchcock no era muy afecto a este tipo de tramas, dado que las mismas carecen de suspenso: en una historia de misterio, el espectador va descubriendo la verdad junto con el protagonista, y el final suele ser abrupto y sorpresivo. En cambio, el suspenso depende de que el espectador sepa algo que el protagonista no sabe. De este modo, la tensión crece a medida que nos preguntamos qué pasará cuando el protagonista sepa lo que nosotros sabemos. Ello prolonga la emoción en forma diametralmente opuesta a lo que sucede en una historia de misterio.-

Si bien Murder! es lo que podría denominarse una película menor, me gusta bastante, sobre todo después de Blackmail (La muchacha de Londres, Chantaje). Aquí Mr. Hitchcock recupera su “toque” y lleva a buen puerto una película plena de buenas ideas.-

La historia es presentada en una forma interesante, y a través de numerosos personajes secundarios de esos que adoramos en un film hitchcockiano. Inmediatamente aparece el primer elemento misterioso, que resultará decisivo para el esclarecimiento del crimen (un policía que aparece y desaparece y es visto por el matrimonio Markham), al mismo tiempo que se establece el tono de la película: la escena de los Markham vistiéndose apresuradamente para salir es abordada con humor y funciona bien.-

Seguidamente se introduce a la protagonista, en estado catatónico, y a la víctima, Edna Druce, a través de un pequeño detalle al cual los invito a prestar especial atención: cuando comienza la escena, la sala es mostrada en un plano general. Allí podremos ver por única vez, en un espejo ubicado en la pared posterior, el rostro de Edna (cuyo esposo es interpretado por Miles Mander, el “villano” de The pleasure garden – El jardín de la alegría). Luego, la encantadora casera de Diana y la Sra. Markham exponen una gran cantidad de información en forma muy natural y dinámica, al igual que lo hacen los miembros de la compañía en la escena siguiente. Este mérito del guión, obra de Alma Reville (Mrs. Hitchcock), se mantiene a lo largo de toda la película, que prácticamente no decae hasta que en el final descubrimos al culpable.-

Otros personajes menores imperdibles en esta primera parte son los miembros del jurado. El juicio es mostrado con rapidez y economía, y durante su desarrollo los jurados, que miran hacia un lado y hacia otro cual espectadores de un partido de tenis, son presentados como un todo uniforme. Cuando se retiran para deliberar, conocemos individualmente a varios de ellos: los hombres ofrecen un rico abanico de personalidades, desde aquel que a duras penas comprende la evidencia del caso hasta el que se deja llevar por la atracción que siente por la acusada, pasando por quien intenta teorizar sobre la justicia pero finalmente vota sin reflexionar. Las damas, por su parte representan claramente distintos sectores de la sociedad: una de ellas (interpretada por Violet Farebrother, la madre en Easy virtue), perteneciente a la alta sociedad, es ilustrada y racional; mientras que las restantes dos son de clase baja y se muestran prácticas y resueltas.-

En efecto, toda la película está atravesada por la contraposición de clases sociales: Diana es cuestionada por sus colegas por sus pretensiones de “gran dama” y los Markham aparentan frente a Sir John sin lograr encubrir su rusticidad. Posiblemente el mejor ejemplo de ello pueda verse en la escena en la cual Sir John los invita a su departamento para contratarlos. Mr. Hitchcock utiliza un extraño pero efectivo recurso para mostrar la incomodidad del Sr. Markham: cuando éste ingresa en el estudio de Sir John, debe atravesar la habitación para reunirse con él y entonces la exageradamente mullida alfombra nos hace pensar en arenas movedizas. Luego, la silla en la que se sienta el visitante se reclina abruptamente cada vez que éste comienza a relajarse, haciendo que vuelva a ponerse en guardia. Por último, y más sutilmente, cuando sirven la sopa para dar comienzo a la comida, la Sra. Markham toma por error una cuchara demasiado pequeña. Sir John advierte la equivocación, y para no avergonzar a su invitada, hace lo mismo. Inmediatamente es imitado por el Sr. Markham, quien había tomado la cuchara correcta, pero la cambia por seguir a Sir John. Todo sucede sin que el director llame especialmente la atención sobre ello y nos demuestra por primera vez que las películas de Mr. Hitchcock no son “fotos de gente hablando”, como decía él mismo, sino que en ellas el diálogo avanza en un sentido mientras que la imagen lo hace en otro, muchas veces contrario.-

La última parte de la película está dedicada a la investigación del crimen que realiza Sir John con la colaboración del Sr. Markham. Sus averiguaciones lo conducen hacia Fane, el actor del cual Diana está enamorada, que mató a Edna para que ésta no le revelara a Diana su secreto. Los personajes se refieren a ello diciendo que Fane es “mestizo”, e incluso Sir John precisa que tiene “sangre negra”. Sin embargo, claramente se trata de un eufemismo para aludir a la homosexualidad de Fane. Esta no es la primera vez que Mr. Hitchcock toca este tema (de hecho hay quienes consideran que la escena en la cual las protagonistas de The pleasure garden comparten la cama evidencia una relación homosexual entre ellas) y ciertamente no será la última. Ello no pudo pasar inadvertido en 1930 y demuestra una vez más la osadía de Mr. Hitchcock y su gusto por llevar las tramas de sus películas hasta el límite de lo socialmente aceptable para la época.-

Desde el punto de vista de la realización, la película recuerda frecuentemente a una obra de teatro, recogiendo la estética del ambiente que le sirve de trasfondo. En algunas oportunidades Mr. Hitchcock incluso inicia la escena con la imagen de un telón levantándose. Lo más destacable, en cuanto a este recurso, es que la mayoría de las escenas comienzan con la cámara colocada en el lugar que ocuparían los espectadores en el teatro y mostrando a los actores moviéndose lateralmente. Al mismo tiempo, el uso del montaje mejora sensiblemente desde Blackmail: el tamaño, inclinación y orientación de los planos es más armónico y funciona mejor que en aquella primera experiencia sonora.-

La utilización del sonido también es creativa y demuestra el esfuerzo del director por descubrir formas propiamente cinematográficas: el ejemplo clásico de ello es la escena posterior al juicio, en la cual Sir John reflexiona sobre el veredicto mientras se afeita, con música de Wagner de fondo. En su diálogo con Truffaut, Mr. Hitchcock cuenta que dicha escena se grabó con la orquesta tocando detrás del decorado, atento la imposibilidad técnica de incorporar el sonido más tarde. Además, he leído que esta es la primera película en la cual se escuchan los pensamientos a través de una voz en off. En los minutos previos a esta escena, encontramos otro ejemplo de un gran uso del sonido: los miembros del jurado terminaron de deliberar y se retiran de la sala. Entonces, un hombre entra para ordenar mientras que por la puerta abierta llega el veredicto desde la sala del Tribunal. De alguna manera, este recurso hace que la escena sea más dramática que si se la hubiera abordado en forma convencional, posiblemente porque la soledad de este hombre que realiza una tarea invisible allí donde se deciden destinos, es abrumadora.-

El cameo de Mr. Hitchcock puede verse en la escena en la cual Sir John y el matrimonio Markham conversan en la calle, después de visitar el teatro: el director pasa caminando delante de ellos, acompañando a una dama.-

Murder! está editada en DVD en Argentina, en una versión económica y fácil de conseguir, pero los subtítulos son realmente pésimos. No coinciden con el diálogo original, y por momentos hacen difícil de entender la trama. También existe una edición importada de tres discos que se completa con The ring, The Manxman, The skin game y Rich and stange (Lo mejor es lo malo conocido) más un breve documental sobre los comienzos de la carrera de Mr. Hitchcock, con buenos subtítulos en español. En ambos casos hay algunas partes de la película que evidencian el leve deterioro del original, y ¡atención!: estas ediciones contienen versiones diferentes de la película. La edición nacional toma la versión que fue estrenada en EEUU, mientras que la importada es una copia de la versión inglesa. Existen dos diferencias entre una y otra: la versión inglesa incluye una escena posterior al cameo de Mr. Hitchcock, que transcurre en el dormitorio de la casa del jefe de policía en el cual se hospedó Sir John. En la versión estadounidense dicha escena fue cortada por completo, lo cual es una lástima, porque además de revelar información importante sobre el crimen, está bien representada por quien interpreta a la esposa del jefe de policía y por el grupo de niños que hacen de sus hijos. La versión de EEUU por su parte, contiene una brevísima escena entre Sir John y Diana, posterior al suicidio de Fane y anterior al final, que da a entender (por si no fuera ya suficientemente claro) que eventualmente ambos serán pareja. De las dos, mi preferida es la versión inglesa porque, por un lado, la escena en casa del jefe de policía funciona muy bien y anticipa otras excelentes escenas familiares de Mr. Hitchcock; y por otro lado, esa pequeña escena adicional es realmente innecesaria y carece de contexto.-

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