Argumento:
En Brandika, un país ficticio, la joven Iris (Margaret Lockwood) y Miss Froy
(Dame May Whitty), una mujer mayor, coinciden en la estación a la espera del
tren que deberá llevarlas de regreso a Inglaterra. Una vez a bordo del tren Iris
descubre que Miss Froy ha desaparecido y que los restantes pasajeros niegan
haberla visto. Convencida de su posición Iris logra la colaboración de Gilbert
(Michael Redgrave), un joven músico que también viaja en el tren. La pareja
logra encontrar a Miss Froy, dejando al descubierto una conspiración
internacional que intentaba asesinarla para evitar que lleve un secreto
político a Inglaterra. Con la ayuda de un pequeño grupo de pasajeros, Gilbert
conduce el tren fuera de Brandika y pone a salvo el secreto de Miss Froy.-
Bien,
ya he dicho esto antes, pero esta es una de mis películas favoritas de Mr.
Hitchcock. Es entretenida, tiene buen ritmo, excelentes actuaciones y un
argumento muy bien construido. Tiene, además, la particularidad de ser la
primera película del director que se desarrolla casi totalmente en un espacio
reducido, un desafío cuya máxima expresión podremos ver en Lifeboat (Náufragos, Ocho a la deriva) de 1943 y que, por las
exigencias técnicas y argumentales que supone, atraía a Mr. Hitchcock tanto
como su opuesto: la trama del inocente en fuga por distintos escenarios.-
La
primera vez que vi The lady vanishes
fue en una versión doblada al español que incluía una voz en off explicando que la acción transcurre
en Brandika, país ficticio en el cual se habla el brandikiano, un idioma que
Mr. Hitchcock usa a voluntad a lo largo de la película. Toda esta explicación
no forma parte de la versión original y no es esencial, pero tampoco viene mal.
Nunca se da la ubicación de Brandika, parece ser un país del este de Europa con
ubicación estratégica, en el cual confluyen viajeros de distintas nacionalidades
en su camino a Londres y sabemos que tiene un gobierno dictatorial.-
La
escena inicial nos presenta un paisaje nevado construido con miniaturas
bastante evidentes y al volver a ver la película para escribir este comentario
pensé que su tosquedad bien podría ser intencional para indicarnos que esta es
una historia de artificios, en donde los personajes no son lo que parecen.
Además es un adelanto de lo que veremos a continuación: una combinación de uso
de miniaturas, objetos agrandados, proyecciones traseras y escenarios en escala
real. Claro que también resta la posibilidad de que sólo se trate de una mala
toma… lo dejo a vuestra consideración.-
Luego
de la escena introductoria nos encontramos en el vestíbulo de un hotel que hace
las veces de sala de espera de la estación de ferrocarriles, atestada de
viajeros. Cuando se anuncia que el tren no saldrá debido a la acumulación de
nieve y que los viajeros deben registrarse en el hotel para pasar la noche, se
desata el alboroto. Esta escena aparentemente insignificante nos presenta a
gran parte de los personajes principales y secundarios de la película: Miss
Froy cruza la sala, Iris llega de una excursión con dos amigas, el Sr. y la
“Sra.” Todhunter (Cecil Parker y Linden Travers respectivamente) evidencian el
desgaste de su relación romántica, y Charters (Basil Radford) y Caldicott
(Naunton Wayne) son dos amigos ansiosos por volver a Inglaterra que se ven
obligados a alojarse en el dormitorio de la mucama. Más tarde aparece también
Gilbert, quien hace enojar a Iris con sus prácticas musicales y, habiendo sido
desalojado de su dormitorio a instancias de la joven, invade la habitación de
ésta hasta lograr recuperar la suya. Toda esta primera parte es abordada por el
director como una típica comedia de enredos que hace prever que estamos frente
al esquema “chico conoce a chica, chica odia a chico, chico conquista a chica”.
En rigor de verdad ello es correcto, pero la existencia de diversas capas de
argumento superpuestas ofrece una textura mucho más rica que eso.-
En
esta primera parte tienen bastante desarrollo no sólo los personajes de Iris,
Gilbert y Miss Froy sino también los de Charters y Caldicott. Esto es
importante para que los espectadores podamos entender su actitud en la segunda
parte. Estos amigos no sólo son fanáticos del criquet (en un buen giro, Mr.
Hitchcock nos hace creer que están preocupados por la situación política de
Inglaterra, para luego revelar la verdad) sino que además sienten desagrado por
Iris porque ésta acaparó la atención del conserje cuando ellos pretendían
registrarse, y también en parte por Miss Froy (más Charters que Caldicott) por
haberlos aburrido con su historia durante la cena y por no haberles dejado una
porción mayor para suplir el desabastecimiento de comida del hotel. Todo ello
combinado fundamenta su reticencia a ayudar a Iris más adelante, como ya
veremos. Es interesante, finalmente, mencionar que Radford y Wayne encarnarán
nuevamente a estos personajes, que aquí aparecen por primera vez, en una serie
de películas posteriores.-
El
final de la primera parte nos presenta a un cantor dando una serenata. La
aparición de unas manos que lo toman por el cuello desde atrás nos advierte de
que el peligro acecha, y en un punto me recuerda a Number seventeen (El número diecisiete), en donde también aparecían
manos sin dueño. El hecho de que en aquella película este recurso sólo aportara
confusión, mientras que aquí introduce una cuota de misterio que dará sus
frutos más adelante cuando, en el tren, no sepamos quiénes son villanos y
quiénes confiables, demuestra el crecimiento creativo de Mr. Hitchcock. Más
manos anónimas intervienen a la mañana siguiente cuando Iris resulta golpeada
por una maceta arrojada desde un piso superior mientras ayuda a Miss Froy con
su equipaje. El atentado, dirigido contra Miss Froy, nos alerta sobre su
participación en asuntos delicados no obstante su aspecto maternal y además
brinda el pretexto para que Iris se desvanezca y pierda de vista a la anciana
en el tren.-
Unos
segundos antes de ello Mr. Hitchcock encuentra el momento para introducir un
detalle que me gusta mucho: Iris está junto al tren despidiéndose de sus amigas
cuando Miss Froy le pregunta si ha visto su equipaje. Frente al desconcierto de
las jóvenes, la mujer se aleja e Iris nota que aquélla dejó caer sus anteojos.
Dispuesta a devolvérselos, Iris se acerca a Miss Froy y es entonces cuando
resulta herida. Este pequeño detalle explica porqué la joven reconoce los
anteojos en una escena posterior y redondea la historia. De la misma forma, en
las escenas siguientes veremos otros elementos que parecen insignificantes pero
no lo son, tales como el paquete de té que Miss Froy entrega al mozo del vagón
comedor o su propio nombre, que la dama escribe con el dedo en un vidrio.-
Una
vez que las damas arriban al tren aparecen nuevos personajes secundarios: el
Sr. Doppo (Philip Leaver) y su familia y la Baronesa (Mary Clare) completan el
compartimiento que ocupan Iris y Miss Froy y su aspecto sospechoso nos hace
prever que algo está por suceder. Unos momentos más tarde, las dos mujeres
deciden ir al vagón comedor por un té. En el camino Miss Froy tropieza y entra
por accidente en el compartimiento del Sr. Todhunter y su compañera. Mr.
Hitchcock decide quedarse con éstos últimos para que los espectadores los
conozcamos: se trata de una pareja de amantes volviendo de una escapada
romántica que no ha salido del todo bien. El hombre, un abogado inglés, teme
encontrar algún conocido a la vuelta de cada esquina y que el escándalo que
presupondría el hecho de viajar con una mujer casada mientras su propia esposa
aguarda en casa pueda arruinar sus posibilidades de llegar a ser juez. Aquí
nuevamente Mr. Hitchcock nos presenta un detalle que aparenta ser de color pero
luego resultará sumamente importante para redondear la trama justificando la
actitud de estos personajes. En el mismo sentido, cuando Miss Froy nota que no
han llevado azúcar a la mesa, la pide a Charters y a Caldicott, llamando su
atención al interrumpir su conversación sobre criquet e impidiendo que utilicen
los terrones para ilustrar una jugada. Ello hará que los amigos luego recuerden
haber visto a la dama en el vagón comedor, aún cuando lo nieguen. De este modo,
el director construye su estructura pacientemente, ladrillo a ladrillo.-
Cuando
un par de escenas más adelante Iris se despierta y no encuentra a Miss Froy,
las posturas de los personajes secundarios están lo suficientemente afirmadas
como para que los espectadores no las cuestionemos, y he aquí el gran acierto
de esta película frente a otras que han abordado el mismo tema: en tramas como
esta sabemos que algunos personajes formarán parte de la conspiración y otros
habrán sido sobornados para colaborar pero ¿y el resto? En The lady vanishes resulta creíble que ese “resto” se niegue a
ayudar a los héroes porque ello atentaría contra sus propios intereses. Como
aquí hemos conocido esos intereses, aún cuando nos parezcan banales, aceptamos
la postura de los personajes “neutrales” porque la misma es consistente con su
historia y lógica. Creo que por esta vez “nuestros amigos los verosímiles”
quedarán satisfechos, aunque es honesto decir que ya encontrarán motivos para
menear las cabezas…
En
su búsqueda, Iris recorre el tren y se reencuentra con Gilbert. Éste decide
ayudarla motivado en principio por su ánimo de conquistarla, aunque después,
gracias al ya mencionado paquete de té, comienza a creer su versión. Ambos
tropiezan con el Dr. Hartz (Paul Lukas), un médico que traslada a un paciente
en grave estado y cuya cabeza está íntegramente vendada, con ayuda de una monja
que oficia de enfermera (Catherine Lacy). Tras una movida escena en uno de los vagones de
carga, en la cual Gilbert e Iris se trenzan en una pelea con el Sr. Doppo,
nuestros protagonistas deciden confiar en el Dr. Hartz y requerir su ayuda.
Esto resultará ser un error: el médico forma parte de la conspiración, y
encomienda a su asistente, que en realidad no es monja ni enfermera, que
envenene las bebidas de los jóvenes. Recurriendo a objetos construidos
especialmente a mayor escala, Mr. Hitchcock nos muestra la conversación entre
Gilbert, Iris y el Dr. Hartz a través de las tres copas que han pedido,
utilizando distintos ángulos para sus planos en una forma ligeramente similar a
la utilizada en Sabotage para la
escena de la explosión en el autobús.-
Luego,
los protagonistas logran dar con Miss Froy, que ha sido ocultada bajo los
vendajes del supuesto paciente del Dr. Hartz, a la vez que se revela que éste y
la baronesa son los cerebros de la operación, mientras que el Sr. Doppo y la
falsa monja actuaban como colaboradores. Hacia el final de la película, ésta
última cambiará su postura, decidirá ayudar a los héroes y su participación
será decisiva para la resolución de la trama.-
Para
el tercer acto, justo cuando parecía que la victoria estaba asegurada para los héroes, el Dr. Hartz descubre que Iris y Gilbert reemplazaron a Miss Froy por
Madame Kummer (Josephine Wilson), una cómplice de los villanos, y ordena
desenganchar los vagones posteriores a aquel que ocupan los protagonistas.
Delante de éste sólo se encuentra el vagón comedor y hacia allí se dirigen los
héroes esperando hallar la colaboración de los restantes pasajeros. Cuando la
locomotora se detiene en una vía muerta, se inicia un tiroteo entre ambos
bandos. En medio de ello, Miss Froy llama aparte a Gilbert y a Iris y les
revela que se trata de una agente que debe llevar un mensaje a Gran Bretaña: se
trata de una tonada que contiene la cláusula secreta de un tratado entre dos
Estados codificada en sus notas. Temiendo fallar en su objetivo, Miss Froy
enseña la canción a Gilbert para que él la trasmita a las autoridades y a
continuación salta del tren y se pierde en el bosque. A continuación, Gilbert y
Caldicott dirigen la locomotora hacia el otro lado de la frontera brandikiana
con ayuda de la falsa monja. Finalmente, de regreso a Inglaterra, Iris abandona
a su prometido en la misma estación de trenes y se escabulle con Gilbert en un
taxi. A modo de epílogo, los enamorados esperan cumplir con el encargo de Miss
Froy mientras planean su luna de miel cuando de pronto… ¡Gilbert olvida la
canción! Ambos se sorprenden al escuchar la tonada interpretada en el piano: se
trata de la anciana dama, que se ha salvado y recibe a los jóvenes con los
brazos abiertos. La última toma de la película es para su rostro sonriente.-
Como
he señalado en párrafos anteriores, The
lady vanishes se destaca por los aciertos de su guión. Esta es,
probablemente, la película mejor construida de las que hemos visto hasta ahora,
en el sentido en que en ella nada es gratuito, cada pequeño detalle cumple su
función en la trama. Tal vez el único punto débil sea el hecho de que un
secreto político tan importante como el que constituye el McGuffin de la
película haya sido reducido a una cancioncita y que, para mayor incomodidad de
“nuestros amigos los verosímiles”, la encargada de proteger este secreto sea
una anciana que por lo visto no logró evitar que los villanos la secuestraran. Veamos:
un McGuffin no sería tal si no fuera insignificante y además estos elementos contribuyen
al tono ligero de la película, de modo que tales objeciones carecen de peso.-
Visualmente,
esta película no ofrece mayores sorpresas en cuanto a los encuadres y
movimientos de cámara. En el segundo acto Mr. Hitchcock vuelve a recurrir a la
superposición de imágenes para ilustrar la confusión de Iris, pero lo cierto es
que además de los planos entre copas que ya mencioné, esta película se destaca
más por aquellos elementos que pasan desapercibidos. Son ejemplos de ello las
proyecciones traseras, que en general están bien muy logradas y la calidad de
la edición, que aporta fluidez y buen ritmo en toda la película excepto cuando
se necesita una breve pausa para manipular el sentido del tiempo: me refiero a
la escena en la cual Iris, sumamente nerviosa, tira del cordón para detener el
tren con intención de persuadir a los demás pasajeros de que la ayuden a
encontrar a Miss Froy. Después de un fundido a negro, volvemos a encontrarnos
con Charters y Caldicott, instalados en su compartimiento mientras detrás de
ellos el paisaje sigue avanzando. Este recurso de edición nos genera una chispa
de intriga, porque hasta que no volvamos del fundido no sabremos si Iris logró
o no su objetivo; y a la vez distorsiona nuestro sentido del tiempo,
impidiéndonos saber con exactitud cuánto pasó desde la última escena.-
En
cuanto a las actuaciones, el trío principal compuesto por Margaret Lockwood,
Michael Redgrave y Dame May Whitty tiene una química perfecta. Esto podría
aplicarse también al resto del elenco, pero tratándose de quienes sostienen la
trama debo decir que los tres, especialmente, despliegan un carisma y una espontaneidad
que no siempre vemos en la gran pantalla (o en la pequeña). Los demás
integrantes del reparto aportan, una vez más, un sostén impecable al grupo
principal.-
El
cameo de Mr. Hitchcock puede verse prácticamente al final de la película: pasa
delante de la cámara en la estación de trenes.-
Esta
película se consigue fácilmente en DVD en Argentina, en una presentación triple
que incluye The lady vanishes, Suspicion
(Sospecha) y The man who knew too much (El
hombre que sabía demasiado, En manos del destino) de 1956. La calidad de la
imagen y el sonido es bastante buena y los subtítulos no son perfectos, pero sí
correctos.-
¡Alarma en el expreso es ingenio puro y el arranque del misterio, de la trama, angustioso! Que nadie apoye a la protagonista sobre la desaparición de una viajera, una agradable anciana, y que todo el mundo lo niegue o lo ignore.
ResponderBorrarEsta premisa es tan buena... que ha creado escuela. ¿Aunque qué película de Hitchcock no ha creado escuela? Y yo antes de ver Alarma en el expreso, me angustié con una premisa parecida en una película de ¡Polanski! Aquí se llamó FRENÉTICO con Harrison Ford. Y también hay un secuestro de una mujer en un hotel y un marido desesperado porque nadie le cree...
Un placer leerte, como siempre
Beso
Hildy
¡Claro, no me acordaba del pobre Harrison! Aquí esa peli se llamó "Búsqueda Frenética" y es un clásico en mi casa (en donde nos referimos a ella como "la que pierde a la mujer en Francia", muy preciso, jaja). También hay una que transcurre en un barco, creo que no trabaja ningún actor conocido, sólo recuerdo que la protagonista es rubia, está de luna de miel en un crucero cuando pierde a su esposo y el único que la ayuda es el médico de a bordo. Las cosas que uno recuerda...
BorrarGracias, como siempre, por tu comentario. Un cariño grande, Bet.-