Argumento:
Alice (Anny Ondra), novia de Frank (John Longden), un joven detective de
Scotland Yard, sale en una cita con un artista (Cyril Ritchard) y accede a
subir a su departamento. Una vez allí el artista intenta violarla, y Alice lo
mata en defensa propia. La investigación es asignada a Frank, quien descubre
que su novia está involucrada. Tracy (Donald Calthrop), un delincuente, también
está al tanto del crimen cometido por Alice e intenta chantajear a la joven
pareja. Mientras tanto, la investigación oficial se dirige hacia Tracy, el cual
perseguido por la policía muere al caer desde la cúpula del Museo Británico.
Finalmente, Alice queda libre de toda sospecha.-
Y un
día Mr. Hitchcock coincidió con el cine sonoro… Debo confesar que, pese a que
esta película goza de excelente reputación y es ampliamente admirada, para mí
no funciona en absoluto. Ciertamente es una película insoslayable dentro de la
filmografía del director, no sólo por su importancia técnica sino también
porque marca el retorno de Mr. Hitchcock a “su” género, del cual ya
prácticamente no se apartará, pero...
La
introducción del film es interesante como concepto: los agentes de Scotland
Yard han localizado a un sospechoso. Llegan sigilosamente hasta su habitación,
en la cual el hombre está acostado, leyendo el diario y fumando un cigarrillo.
Éste advierte la presencia de los oficiales a través de un espejo (buen detalle
visual) e intenta alcanzar su arma. Los policías se lo impiden, lo aprehenden y
lo llevan al cuartel para interrogarlo. Lo retienen durante horas, lo cual se
sugiere con las colillas de cigarrillos que se acumulan en el cenicero, y
finalmente registran sus datos para dejarlo detenido. Todo ello está filmado
como si se tratara de una película muda, a excepción de algunos sonidos tales
como pasos, puertas que se cierran y bocinas de vehículos (las bocinas se
repetirán durante todo el film, la mayoría de las veces sin mucho sentido) y
según he leído, Mr. Hitchcock se preocupó especialmente porque los detalles
fueran exactos. Además, ésta fue la primera vez que tales procedimientos se
mostraron al público masivo en una película británica, por lo cual los
espectadores recibieron con asombro y agrado esta secuencia.-
Mis
problemas con Blackmail comienzan
precisamente allí: esta sección de la película, a mi entender, dura demasiado
en relación con la importancia que tiene en el resto de la historia, y parece
cumplir una mera función decorativa. Me explico mejor: en The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de Amor) veremos una
escena similar cuando la Sra. Paradine es detenida, acusada de haber asesinado
a su marido. Sin embargo en ese caso la misma tiene gran significado, toda vez
que hemos visto que la Sra. Paradine es una mujer altiva y elegante, por lo
cual todo el procedimiento supone una humillación violatoria de su intimidad.
Más icónicamente, la escena se repite en The
wrong man (Falso culpable, El hombre equivocado), causando temor en Manny,
el protagonista, y también en el espectador. Allí, hemos conocido ya a Manny y
a su familia, sabemos que es un hombre esencialmente bueno y creemos en su
inocencia. Por eso nos angustia ver lo que sucede con él, y sufrimos al
identificarnos con su infortunio. En Blackmail,
por el contrario, no conocemos a los personajes y por lo tanto no nos interesan
sus destinos.-
Aún
más: en mi caso, ni siquiera al conocer a Alice me angustio pensando que puede
ser descubierta y sometida al mismo procedimiento. El personaje aparece y se
mete en problemas sin presentación. No sabemos quién es, cómo vive, qué siente.
Sólo sabemos que ha hecho de antemano una cita con otro hombre para la misma
noche en que debía encontrarse con su novio. Ello nos conduce a dudar sobre su
carácter y nos hace difícil el simpatizar con ella. Tampoco ayuda su
comportamiento insensato para con Frank, y mucho menos su proceder en el
estudio del artista. ¿Se puede ser tan
inocente, incluso en 1929?
Las
cosas empeoran cuando entra en escena el personaje del chantajista, Tracy.
Evidentemente espiaba al artista, y al hacerlo descubre a Alice, pero ¿qué tipo
de relación los unía? ¿También lo extorsionaba, o había algo más? Bueno,
tratándose de Mr. Hitchcock, este detalle seguramente no es importante, lo que
cuenta es que Tracy estaba en el lugar indicado, en el momento justo. Sin
embargo, en esta película me molesta un poco no saber. Este es el primer
villano de la filmografía de Mr. Hitchcock, y ciertamente es el personaje más
atractivo de la película, el cual prefigura a los maravillosos villanos
hitchcockianos que encontraremos de aquí en adelante. Su descaro es magnífico,
aunque no alcanza para que nos preocupemos por él cuando es perseguido por un
crimen que no cometió. Después de todo, es simpático pero no tanto…
Visualmente,
la película tiene sus altibajos. En líneas generales no ofrece muchas
sorpresas, e importa un retroceso en comparación con las películas anteriores
de Mr. Hitchcock. Sin embargo se destacan un interesante plano de Alice y el
artista subiendo las escaleras, en el cual la cámara asciende con ellos; la
secuencia posterior al homicidio, que muestra a Alice deambulando toda la noche
por la ciudad; y sobre todo una breve secuencia que representa el proceso de
identificación de Tracy por parte de la casera del artista, muy bien ejecutada.
Asimismo, Mr. Hitchcock juega con las sombras que proyecta sobre sus
personajes: momentos antes de que el artista ataque a Alice, un bigote
siniestro se dibuja sobre su rostro, representando el bigote que solía llevar
el villano en las películas mudas. Por otro lado, cuando Alice toma la decisión
de entregarse, se levanta de su silla y una sombra aparece sobre su cuello,
anticipando la horca en la que será ejecutada.-
Creo
que lo peor son muchos de los primeros planos en la primera parte de la
película, que en algunos casos llegan hasta a confundirnos respecto a la posición
de los personajes. Por ejemplo: antes de que Alice y el artista lleguen al
estudio de éste, vemos a un hombre esperando frente a la puerta, en un plano
tan abierto que no nos permite identificarlo. Luego se aparta, al ver que el
dueño de casa llega acompañado. Mientras el artista convence a Alice para que
suba a su estudio, los primeros planos de Tracy nos hacen saber que está
escuchando la conversación. Pero ¿quién es y sobre todo, dónde está? Misterio.-
Respecto
a las actuaciones, como había adelantado en el comentario anterior, no me gusta
nada la interpretación de Anny Ondra, quien básicamente se limita a permanecer
inmóvil y espantada a lo largo de gran parte de la película. John Longden
también ofrece una actuación estática, pero de alguna forma resulta un poco más
interesante. Sin dudas, se destacan Donald Calthrop como el villano,
desfachatado como corresponde, y Cyril Ritchard, quien se desenvuelve muy bien
en su breve aparición. Antes de que revele su violencia, casi podemos entender
que Alice lo prefiera a Frank. Como siempre en las películas de Mr. Hitchcock
los personajes secundarios son los más atractivos: la vecina parlanchina que
comenta el asesinato la mañana posterior y la casera del artista son
simplemente maravillosas.-
Brevemente,
quisiera hacer un comentario sobre el sonido en esta película. Es
bastante conocido que la voz de Alice no es la de Anny Ondra, cuyo acento
marcado no resultaba apropiado para el papel. Como ya se habían filmado muchas
tomas de la versión muda que podían utilizarse en la sonora, y por lo tanto era
tarde para cambiar a la actriz principal, se solucionó esta contrariedad
recurriendo a una suerte de “doblaje” primitivo (el doblaje aún no era
técnicamente posible): Anny Ondra movía los labios frente a la cámara y la
actriz Joan Barry (protagonista de Rich
and strange – Lo mejor es lo malo conocido) decía el texto simultáneamente,
mientras Mr. Hitchcock controlaba el sonido con auriculares. El efecto quedó
bastante bien logrado y los invito a prestar particular atención a ello cuando
vean la película (y a imaginar cómo hubiera resultado Blackmail si la hubiera protagonizado Joan Barry). Por otro lado,
hay otros efectos interesantes en la parte media de la historia: la cabina
telefónica en la tienda del padre de Alice aísla el sonido exterior y
proporciona a los protagonistas un poco de intimidad. Asimismo, durante el
desayuno posterior al crimen, la vecina de los White teoriza sobre los
inconvenientes de asesinar con un cuchillo y Alice sólo escucha la palabra
“cuchillo” una y otra vez. El resto se disuelve en una nebulosa sonora con la
cual el joven Mr. Hitchcock experimenta con éxito.-
Dije
anteriormente que aquí aparece el primer villano hitchcockiano. Pues también
vemos por primera vez algo que se convertirá en uno de los elementos
distintivos de la etapa hollywoodense de Mr. Hitchcock: la utilización de
monumentos y lugares célebres como trasfondo de persecuciones y muerte. Con
ello, el director nos acerca la sensación de peligro, al situarlo en un lugar fácilmente
reconocible y que incluso podemos haber visitado, además de proveer de un
atractivo entorno para las escenas emocionantes
En Blackmail Mr. Hitchcock retoma sus
cameos: podemos verlo en uno particularmente extenso, luego de que Alice y
Frank dejan la estación de policía. Está sentado detrás de Frank en el
subterráneo y es molestado por un niño que golpea su sombrero.-
Esta
película, en Argentina, se consigue fácilmente en DVD. Está editada en una
presentación doble conjuntamente con The
man who knew too much (El hombre que sabía demasiado) de 1934. La calidad
de la imagen es bastante buena pero el volumen del sonido es variable. Tiene
subtítulos en español.-