sábado, 28 de junio de 2014

Sabotage – 1936


Argumento: Carl Verloc (Oscar Homolka), dueño de un pequeño cine de barrio, es autor de un ataque terrorista en Londres. El detective Ted Spencer (John Loder) le sigue la pista y para ello gana el favor de la esposa de Verloc (Sylvia Sidney) y de Stevie (Desmond Tester), el joven hermano de ésta. Cercado por la policía y apremiado por quienes lo contrataron, Verloc encomienda a Stevie la entrega de un paquete que contiene una bomba activada. Stevie se demora en la tarea, y la bomba explota en un autobús, matando al niño. Habiendo descubierto la verdad, la Sra. Verloc da muerte a su esposo, pero logra eludir a la policía cuando su crimen queda encubierto por la explosión del cine a manos de uno de los conspiradores.-

Sabotage sigue el tono establecido por su predecesora, Secret agent (Agente secreto). Si bien tiene episodios de humor, como es habitual en Mr. Hitchcock, se trata básicamente de una película sombría, y con un final que deja gusto amargo.-

Estéticamente, Sabotage es oscura y provoca cierta claustrofobia. La mayor parte de la acción transcurre de noche, o en las penumbras de los interiores, o bien en espacios reducidos tales como la boletería del cine. Por otro lado, cuando los personajes salen a la vía pública, ello no reporta ningún alivio: sin cesar las calles están colmadas de personas que caminan frenéticamente en todas las direcciones. Todo ello refleja con eficacia el estado psicológico de los personajes en una forma que hasta ahora Mr. Hitchcock no había logrado con tanto éxito. Ya sea externa como internamente los protagonistas están atrapados por las circunstancias y no encuentran la forma de restablecer el orden en sus vidas.-

La elección de los encuadres también se orienta en esta dirección. Mr. Hitchcock elije mayormente planos cortos e individuales, denotando el aislamiento de los personajes aún en el ámbito familiar. Y cuando opta por colocar una pareja en el cuadro, generalmente recurre a planos medios, lo cual no deja mucho espacio entre los personajes. Además, si la memoria no me es esquiva, en esta película Mr. Hitchcock utiliza por primera vez un plano que constituirá una de sus marcas registradas: el primer plano en picado, es decir, desde un ángulo alto, que resalta la frente y las cejas del actor. Este plano disminuye al personaje y refleja en imágenes su estado psicológico o bien la forma en que es percibido por los demás. Nuevamente Mr. Hitchcock evidencia su empeño por evitar la exposición lisa y llana y contar con imágenes para alcanzar su ideal del “cine puro”.-

En este sentido, la característica más distintiva del lenguaje cinematográfico es sin dudas el montaje, y en Sabotage Mr. Hitchcock utiliza sus posibilidades al máximo. Dos secuencias se destacan particularmente: la del atentado que mata a Stevie; y la del ¿asesinato? de Verloc.-

La primera es una clase magistral sobre la manipulación del tiempo y del ritmo: comienza normalmente, mostrando las desventuras de Stevie, quien carga una bomba que explotará a las 13:45 hs y cae en manos de un vendedor de productos de higiene. En el momento en que Stevie logra retomar su camino, el clima se intensifica a través de la utilización de música más dramática y de una iluminación más tenue. Las cosas empeoran cuando Stevie llega a la avenida en la cual se desarrolla un desfile. El niño no puede evadirlo y debe esperar a que termine. La sucesión de planos nos da la sensación de que pasa mucho tiempo en pocos segundos y la expresión de disfrute de Stevie aumenta la tensión. Aquí resulta oportuno recordar la explicación de Mr. Hitchcock acerca de la diferencia entre suspenso y sorpresa, que se sirve del ejemplo de un grupo de hombres hablando trivialidades durante cinco minutos en torno a una mesa debajo de la cual se ha colocado una bomba activada. El director enseña que si el espectador desconoce, al igual que los hombres, la existencia del artefacto, cuando éste explota sólo se ha logrado producir una escena intrascendente, con cinco segundos de sorpresa. Si, en cambio, hemos visto al terrorista activar la bomba antes de que los hombres ingresaran a la sala, todo lo que digan cobrará gran importancia y el espectador
deseará advertir a los personajes que deberían dejar de hablar y abandonar la sala inmediatamente. De este modo, cualquiera sea el final de la escena, se habrán logrado cinco minutos de suspenso. Este principio aplicado al segmento que comentaba – el del desfile – nos hace desesperarnos por la distracción de Stevie. Cuando el espectáculo termina, la multitud vuelve a invadir la calle y el niño alcanza un autobús. Para este entonces, ya son las 13:30 hs y la inserción de planos de los relojes que divisa en su camino y la utilización de planos cada vez más cortos aumentan aún más la tensión. Finalmente, cuando dan las 13:45 hs, una sucesión de brevísimos planos de la bomba desde distintos ángulos precede a la explosión. Habiendo ya matado a un niño en pantalla, Mr. Hitchcock agudiza el golpe al pasar sin transición a la imagen de Verloc, su esposa y Ted riendo en el departamento de la familia, ajenos aún a la tragedia…

La segunda secuencia destacable es la de que muerte de Verloc, gran ejemplo de “cine puro” y que recuerda a aquella del desayuno que sucede al asesinato en Blackmail (Chantaje, El enemigo de las rubias). La secuencia inicia con un largo discurso de Verloc, quien intenta brindar algún consuelo a su esposa. Ella permanece inmóvil, sentada a distancia de su marido. Las tomas de Homolka aquí son largas y fluidas, y la uniformidad del encuadre hace pensar que gran parte de su parlamento fue filmado en una sola toma que luego en post – producción se intercaló con contraplanos de Sidney. Éstos son cada vez más cerrados, hasta que muestran a la Sra. Verloc en un primer plano que parece querer penetrar en su pensamiento, mientras su expresión permanece invariable en una mezcla de dolor por la pérdida de su hermano, repulsión hacia Verloc y conciencia de que se han perdido todos los motivos que la ataban a este matrimonio y posiblemente a la vida misma. El último de estos contraplanos es sucedido por una curiosa toma de Verloc en la
cual se lo ve exageradamente disminuido en relación a los demás objetos dentro del cuadro; un gran efecto de Mr. Hitchcock para mostrarnos el punto de vista de la Sra. Verloc. Finalmente, la escena termina cuando Verloc insinúa que tener un hijo propio haría olvidar a su esposa la pérdida de su hermano, lo cual provoca por fin una reacción de la Sra. Verloc, quien abandona la habitación. Luego de una breve escena intermedia que transcurre en el cine, durante la proyección de una película animada de Walt Disney, la Sra. Verloc vuelve al comedor familiar para servir la cena. Aquí vuelve a aplicarse la explicación de Mr. Hitchcock acerca de la sorpresa versus el suspenso: la Sra. Verloc corta la carne y sirve las verduras mientras su marido habla sobre los alimentos (por cierto, Verloc es mostrado con un encuadre ligeramente inclinado hacia abajo, lo cual provoca cierta sensación de inestabilidad, mientras que su esposa se encuentra en posición perpendicular a la línea del piso). Un plano detalle del cuchillo en la mano de la Sra. Verloc nos demuestra que ésta se ha percatado de que tiene en su poder lo que bien podría ser un arma. Asustada por este pensamiento, lo suelta bruscamente y toma, en cambio, unas cucharas. Nada se dice sobre la ausencia de Stevie, pero la mesa ha sido puesta para tres, y ambos lo notan. Entonces la Sra. Verloc vuelve a tomar el
cuchillo y otra vez lo aparta, aunque esta vez duda y mira a su esposo. Éste también nota el cuchillo y comprende mejor que ella misma su intención. Lentamente se pone de pie y avanza hacia su esposa pasando entre la mesa del comedor y la cámara. Ambos miran el cuchillo e intentan tomarlo, pero ella es más rápida. La cámara avanza un poco más, acercándose al mismo tiempo que Verloc hace lo propio hacia su mujer y entonces ambos gritan. No vemos lo sucedido y de hecho la acción es un poco confusa. ¿La Sra. Verloc lo mató o él se adelantó hacia el cuchillo? Y por otro lado (y me hago esta pregunta desde Blackmail, ya que ambos cuchillos son iguales) ¡¿cómo alguien puede resultar herido con un cuchillo con punta redondeada?! Algunos podrán decir que tal vez el filo alcance la punta y otros, entre ellos cierto admirado director, dirán “¡es sólo una película!”.-

Luego de ello, la Sra. Verloc abandona lentamente el comedor y se sienta en una silla
ubicada en el pasillo. Esto es mostrado en una única toma, realizada con la cámara al nivel del piso y con las suelas de los zapatos del Sr. Verloc en primer plano y produce el efecto de empequeñecer cada vez más a la Sra. Verloc denotando, una vez más, el estado interior de un personajes mediante la correcta utilización de las imágenes. Toda esta secuencia, con excepción de la canción interpretada por los personajes del dibujo animado proyectado en el cine, carece de música o sonido ambiente alguno, generando un vacío casi intolerable. Asimismo, la predominancia de tomas largas y fluidas dilata la secuencia, dando la sensación de que la tensión se acumula y que cuando estalle, el resultado será terrible. En algún modo, también aquí tenemos una bomba a punto de estallar, pero el suspenso es construido con técnicas contrarias a las utilizadas en la secuencia anterior toda vez que la reacción de la Sra. Verloc no tiene una hora designada para estallar, sino un punto de saturación al que debe llegar.-

El final de la película es ambiguo y más amargo que dulce. El vendedor de aves es instado por su hija a recuperar la jaula de pájaros que ha servido para enviar la bomba a Verloc, a fin de evitar ser asociado con la explosión en el autobús (un pretexto que bien mirado resulta un poco débil, pero nuevamente ¡es sólo una película!). Cuando llega, descubre el cadáver de Verloc y cercado por la policía hace explotar un artefacto que llevaba consigo para evitar ser apresado. Mientras tanto, fuera del cine, la Sra. Verloc se ha encontrado con Ted y le ha confesado su crimen. Ted intenta impedir que la Sra. Verloc se entregue ante su superior y en el exacto momento en que ésta anuncia que su marido ha muerto, el cine explota. Ocupado en este asunto, el jefe de policía primero deja que Ted acompañe a la Sra. Verloc pero luego duda: ¿la Sra. Verloc dijo que su esposo había muerto antes o después de la explosión? Confundido, renuncia a intentar recordarlo. Ted rodea con su brazo los hombros de la Sra. Verloc y ambos desaparecen entre la muchedumbre compacta, casi como tragados por ella. Presumiblemente lograrán huir, pero este final dista mucho de ser feliz. Al igual que el detective en Blackmail, Ted se enfrenta a un conflicto de intereses entre su deber de entregar a la Sra. Verloc y su voluntad de ganar su corazón. Aquí como en la oportunidad anterior, el escepticismo de Mr. Hitchcock sobre la eficacia policial inclina la balanza en contra del deber, lo cual no necesariamente importa que el director favorezca al amor. Por el contrario, tanto en Blackmail como en Sabotage, el final nos deja preguntándonos si nuestros protagonistas realmente alcanzarán la felicidad… De hecho, la impresión general en la obra de Mr. Hitchcock nos hace pensar que la respuesta es negativa: las parejas protagonistas suelen cargar demasiado dolor y sacrificio sobre sus espaldas como para esperar de ellos un porvenir color de rosa…

La técnica del “cine puro” también es utilizada para la presentación de los personajes. La relación conyugal del Sr. Verloc y su esposa es mostrada tanto en imágenes como a través de la trama: en una de las primeras escenas el Sr. Verloc finge descansar en su dormitorio cuando su esposa lo sorprende. Las dos camas individuales cuentan mucho sobre su intimidad, mientras que la disputa sobre la devolución del dinero a los clientes no sólo aporta una porción de exposición sobre sus diferencias, sino que a la vez contribuye a la trama al dar un pretexto para la introducción de Ted. Incluso la presentación de Stevie, que parece más expositiva tiene un propósito concreto. Al mostrarlo torpe y aniñado, Mr. Hitchcock hace que los espectadores le tomemos cariño y por ello su muerte nos resulta tanto más chocante.-

Continuando con los personajes, en Sabotage los roles secundarios se destacan tanto o más que los principales. Luego del ambiente sofisticado de Secret agent, en Sabotage vuelven los personajes de clases más bajas, clásicos en la obra de Mr. Hitchcock. La cocinera de los Verloc, los secuaces del villano, la empleada de la boletería y la descontenta clienta de la tienda de mascotas son impagables. Y el vendedor de aves/fabricante de bombas y su familia, al igual que los Verloc, protagonizan su propio ensayo sobre la vida familiar…

La interpretación de los actores es, en todos los casos, estupenda. Oscar Homolka brinda
un complejo retrato de este inmigrante que se involucra en actividades criminales por carencias económicas y que se ve forzado por las circunstancias a agravar sus acciones, por un lado; y que intenta complacer a su joven esposa y se ve excluido dentro de su propia familia frente al conjunto representado por la Sra. Verloc y su hermano, por el otro. Respecto a Sylvia Sidney, Mr. Hitchcock no se deshace en halagos para ella en su diálogo con François Truffaut, pero debo decir que a mí me gusta mucho su trabajo en esta película. Considero que maneja bien el abanico de tonos que la trama exige: es amable con el público, dulce con su hermano, reservada con su marido y coqueta con Ted pero sin ir nunca demasiado lejos, lo cual hubiera estado fuera del personaje. John Loden en el rol del detective debe cubrir, como en tantos otros casos, las expectativas generadas por otro actor. Para este rol, Mr. Hitchcock hubiera preferido a Robert Donat pero ello no fue posible por motivos contractuales. Debió entonces contentarse con el actor que pudo conseguir e incluso reescribir parte del diálogo para adaptarlo a las posibilidades que ofrecía su intérprete. Sin perjuicio de ello, me parece que Loden es un sustituto más que aceptable. Desmond Tester, finalmente, en el papel de Stevie, brinda una interpretación auténtica y realmente se gana al espectador, con lo cual su muerte es tanto más lamentable y chocante.-

En Sabotage Mr. Hitchcock no hace ninguna aparición, a pesar de que las multitudes que saturan la pantalla le hubieran dado una buena posibilidad para hacerlo.-

Esta película no fue editada en DVD en Argentina, hasta donde llega mi conocimiento. Yo la vi en la versión que fue editada en 2008 conjuntamente con otras siete películas, presentadas como ocho obras maestras del maestro del suspense. El box set se completa con The Lodger (El enemigo de las rubias), Young and innocent (Inocencia y juventud), Rebecca (Rebeca), Lifeboat (Náufragos, Ocho a la deriva), Spellbound (Recuerda, Cuéntame tu vida), Notorious (Tuyo es mi corazón) y The Paradine case (El proceso Paradine, Agonía de amor). La calidad de la imagen es muy buena, tiene subtítulos en español y los contenidos especiales son muy interesantes, aunque carecen de subtítulos.-

lunes, 16 de junio de 2014

Secret agent (Agente secreto) – 1936



Argumento: El agente secreto Ashenden (John Gielgud) es enviado a Suiza para encontrar y asesinar a un espía alemán. Para ello cuenta con la ayuda de Elsa Carrington (Madeleine Carroll) y de “El General” (Peter Lorre). Una vez en destino, Ashenden y El General asesinan primero al hombre equivocado (Percy Marmont), descubriendo luego al correcto (Robert Young).-

Luego de The thirty – nine steps (Treinta y nueve escalones), esta película representa una ligera caída en la obra de Mr. Hitchcock. Visualmente no se destaca demasiado; el ritmo no es tan uniforme con el de su predecesora y el argumento presenta algunas áreas grises.-

Esta película está claramente dividida en tres actos, cada uno de una duración aproximada de treinta minutos. El primer acto tiene el espíritu de una comedia romántica de enredos; el segundo es oscuro y el mayor peso se encuentra en tanto en los dilemas morales que desata la muerte de Caypor como en la relación romántica entre Elsa y Ashenden; y el tercero está dedicado mayormente a resolver la intriga de espionaje. En su conjunto, estos actos no siempre guardan la cohesión esperable, y por momentos nos parece que acaba de empezar una película diferente.-

La trama plantea a “nuestros amigos los verosímiles” dudas parecidas a las que ya habían
tenido en The thirty – nine steps (Treinta y nueve escalones): ¿por qué una misión tan importante es encomendada a tres personas que claramente no tienen la preparación necesaria? Ashenden (Brodie, en realidad), es un novelista que no parece tener aptitudes especiales para el trabajo, además de que presumiblemente sea una persona conocida y por ello reconocible (aunque, por otro lado, tal vez su obra no tuviera difusión fuera de Inglaterra o bien su rostro no fuera tan público, considerando que la película transcurre en 1916). Elsa es una joven en busca de aventuras que “pisó muchas cabezas para conseguir ese trabajo” (deducciones aparte…). Y “El General” no es más que un asesino profesional y cuando logra encontrar la pista correcta, lo hace más bien por casualidad. Claro que por el bien de la historia, conviene que “los buenos” no sean sabuesos experimentados, aunque ello no sea tan beneficioso para Caypor y su esposa… Dicho sea de paso, este es probablemente un caso único en la filmografía de Mr. Hitchcock, en el cual la historia no está contada desde el punto de vista del “hombre equivocado” sino, por el contrario, desde el de sus perseguidores.-

Desde el punto de vista del diseño de producción y el vestuario, debo decir que aunque un título al comienzo de la película nos anuncia que la historia transcurre en 1916, posiblemente la única pista de ello sea este título. Por lo demás, no hay demasiado que nos haga pensar que no estamos en 1936, año de la filmación, toda vez que la ambientación no pareció preocupar en lo más mínimo a Mr. Hitchcock… Claro que siempre cabe la posibilidad de que ello no se deba a un descuido sino a una decisión consiente: de hecho, esta es la primera película del director en la cual el trasfondo político está precisamente definido. Aquí ya no se trata, como en películas anteriores, de insinuar que “una cierta potencia extranjera” estaría implicada en la trama, sino que directamente se identifica al enemigo en consonancia con la política del momento (además de sugerirse la posibilidad de que haya traidores entre los propios, o al menos entre quienes aparentan serlo).-

Mencioné anteriormente que la película está filmada en forma bastante tradicional, aunque hay una toma que se destaca. Se trata de una toma subjetiva, desde el punto de vista de Ashenden, en la secuencia en la cual El General asesina a Caypor: se trata de un travelling lateral que comienza con un plano de ambos a lo lejos y luego encuentra al telescopio por el cual observa Ashenden, ampliando la imagen. Por otro lado, siguiendo en el plano estético, hacia el final de la película encontramos un elemento favorito de Mr. Hitchcock: la utilización de miniaturas. La secuencia que transcurre en el tren está realmente bien lograda y aporta emoción al desenlace.-

La utilización del sonido tiene, a mi criterio, cuatro momentos para destacar, y con finalidades distintas. El primero de ellos se desarrolla en la iglesia a la que Ashenden y El General van para encontrarse con el doble agente que les dará información. Cuando ingresan se escucha una única nota en el órgano, sostenida a lo largo de la escena, y que aumenta en volumen a medida que los personajes se acercan al organista. Este sonido monótono y constante genera una tensión casi insoportable y no se interrumpe sino hasta que descubrimos, junto con nuestros protagonistas, que el organista fue asesinado y que es el peso de su cuerpo el que hace sonar el instrumento. La duración de la escena está bien manejada por Mr. Hitchcock, ya que no extiende mucho más de aquel punto en el que como espectadores comenzamos a sospechar que el organista murió… o bien que es un pésimo músico…

El segundo momento destacable ocurre en la escena del asesinato de Caypor, que ya mencioné anteriormente. A medida que Caypor se coloca en una posición de mayor peligro, su perro se inquieta más y más y el sonido de sus aullidos comienza a superponerse levemente con la acción que transcurre en la montaña. Toda esta secuencia es, además, un buen ejemplo de las posibilidades del montaje. La alternancia entre la escena del asesinato y la que se desarrolla en el hotel, fragmentadas en planos cada vez más cortos y sumadas a los sonidos desesperados del perro de Caypor, es angustiante aún cuando todavía ignoramos la inocencia de la víctima.-

En tercer lugar, cuando comienza el segundo acto de la película inmediatamente después
del asesinato de Caypor, nos encontramos en una celebración típica. Elsa, sin saber que la víctima era inocente, está trastornada por lo sucedido y mantiene la mirada perdida. Los cantantes que se presentan en la fiesta se acompañan con sonidos producidos por una moneda que rueda dentro de un cuenco metálico y tras pocos segundos los mismos resultan hipnóticos, en consonancia con el estado de nuestra protagonista.-

Finalmente, durante el tercer acto, que transcurre mayormente en la fábrica de chocolates, el estruendo de la maquinaria cumple una doble función: por un lado evita parlamentos superfluos, como serían los del guía que explica a Ashenden y a El General el proceso de producción y por otro aporta mayor ritmo a la escena.-

En Secret agent aparece por primera vez un recurso que Mr. Hitchcock afinará en las películas siguientes, cual es el de poner al espectador del lado del “villano”, generándole una crisis de conciencia. Aquí sabemos que Ashenden y El General deben tener éxito en su persecución, porque el hombre al que buscan es un espía y ha matado al organista en la iglesia, pero a la vez queremos que Caypor, a quien creemos culpable, se salve porque es víctima de una emboscada y su vida corre peligro. Mr. Hitchcock sabía que como espectadores instintivamente nos ponemos de parte de quien está en riesgo, y que cuando ése es el villano, ello nos hace sentir culpables, incómodos y perversos… Colocarnos en esa posición era simplemente irresistible para el maestro del suspense. Aquí hay, además, un elemento adicional: en este caso el “villano” no es tal, lo cual en este caso roza el límite de lo conveniente. El propio director reconoce en su entrevista con Truffaut que el hecho de que el protagonista asesine a un hombre inocente perjudica su consideración por parte del público. En este sentido, el único personaje que se redime tras la muerte de Caypor es el de Elsa, quien, conmovida por el dolor de la viuda del inocente, toma real conciencia de las consecuencias de su tarea e intenta convencer a Ashenden de renunciar antes de involucrarse más.-

Pasando de los personajes a los actores, debo decir que creo que en general están muy bien. John Gielgud y Madeleine Carroll tienen una química que, si bien podría ser mejor, es adecuada. Ella, particularmente, se destaca en cuanto acabamos de verla en The thirty – nine steps (Treinta y nueve escalones) en un papel muy diferente a este; aquí es enérgica y atrevida. Peter Lorre nuevamente se lleva los laureles: es superficial y mujeriego cuando puede, pero de inmediato se torna siniestro cuando el deber llama. Robert Young también está bien en su rol de seductor/villano, aunque aquí a mí se me escapa su motivación durante gran parte de la película, y me encuentro preguntándome por qué coquetea con Elsa cuando tiene una misión por cumplir. ¿Será que acaso descubrió su identidad? ¿Sólo buscará una distracción mientras se ocupa de sus asuntos? La cuestión me excede y sospecho que, si estoy en lo cierto y ha habido una falla en esto, la responsabilidad por ello es compartida entre guionista, director y actor…

Para ir terminando señalo brevemente que aquí, como en The man who knew too much (El hombre que sabía demasiado), de 1934, Mr. Hitchcock explota al máximo las posibilidades de la locación elegida. Suiza provee las montañas, las iglesias en pequeñas villas y las fábricas de chocolate que esconden conspiradores.-

En esta película Mr. Hitchcock no hace su tradicional aparación. No volveremos a encontrarlo hasta Young and innocent (Inocencia y juventud), de 1937.-

Secret agent (Agente secreto) se consigue en Argentina en una presentación doble con Number seventeen (El número diecisiete), con bastante buena calidad de imagen y sonido y subtítulos en español correctos.-