Argumento: Marion Crane (Janet Leigh) roba una suma de dinero de su empleador y se dispone a reunirse con su novio Sam Loomis (John Gavin). Cuando una tormenta la sorprende en pleno viaje decide pasar la noche en el Motel Bates, propiedad de un joven retraído (Anthony Perkins). Tras su encuentro con él, Marion decide volver y enmendar las cosas pero ya es demasiado tarde…
Mr. Hitchcock empezó la década del ‘60 con una película impactante, no sólo por su contenido y temática sino también por el viraje absoluto que representa en términos estéticos respecto a las películas anteriores del director. Si pensamos que Mr. Hitchcock venía de regalonearnos con películas como To catch a thief (Para atrapar al ladrón), Vertigo (Vértigo) y North by northwest (Intriga internacional, Con la muerte en los talones) protagonizadas por estrellas tales como Cary Grant, James Stewart, Grace Kelly y Kim Novak, Psicosis puede parecer un ejercicio desconcertante que no tiene demasiado que ver con el resto de su carrera. Sin embargo, esta película cuenta con varios elementos típicamente hitchcockianos, tales como las complejas relaciones materno filiales que aborda, la presencia amenazante de los pájaros (no sólo en la oficina de Norman, decorada con aves disecadas, sino en la propia personalidad del joven) y la existencia de una casa con puertas cerradas que los protagonistas no pueden evitar abrir sin importar las consecuencias.-
Hay algunas cuestiones que me parecieron particularmente interesantes en este visionado. La primera es que tomé conciencia de que Mr. Hitchcock logró con Psicosis dejar en el imaginario colectivo una marca indeleble. Prácticamente todo el mundo conoce la escena de la ducha con su música penetrante, aún sin haber visto la película completa, así como todos conocen sobre las tácticas persuasivas de Don Corleone o los pedidos musicales de Ilsa Lund aunque no hayan visto “El Padrino” o “Casablanca”. Eso sólo es suficiente para prestar atención a Psicosis y da pie para reflexionar sobre el impacto cultural que mantiene hasta nuestros días. Creo que parte de su éxito se debe a la contundente violencia de la escena en cuestión y a que nos remite a una situación de extrema vulnerabilidad que todos experimentamos a diario. Mr. Hitchcock siempre buscó llevar el crimen a escenarios y contextos con los que todos pudiéramos identificarnos, pero siendo sinceros: ¿cuántos de nosotros nos vemos implicados en tramas de espionaje o de peligro en algún momento de nuestras vidas? Aún el más común de los héroes hitchcockianos (con muy contadas excepciones) está a años luz de distancia del espectador. Pero la pobre Marion Crane es asesinada mientras toma una simple ducha… ¿Existe una situación de mayor indefensión que esa?
Psicosis es, además, un reflejo categórico del cambio de los tiempos. Si comparamos la escena de amor en el tren en North by northwest con la escena de amor inicial en Psicosis, es indudable que nuevos tiempos se avecinan y que Mr. Hitchcock decidió embarcarse de lleno en ello.-
Otro de los aciertos de Psicosis es que explora como ninguna otra película de Mr. Hitchcock el vínculo entre los personajes y sus progenitores. Aquí todos tienen una relación opresiva, cargada de mandatos morales, con sus madres. No sólo Norman con la suya; sino también Marion, quien espera poder invitar a su novio a cenar respetablemente, bajo la atenta mirada de la fotografía de su madre ubicada sobre la chimenea (fotografía que sería convenientemente volteada cuando Marion y Sam se quedaran solos luego de despachar a la hermana de ella); y la madre de Caroline (Patricia Hitchcock), la compañera de trabajo de Marion, es una figura muy presente en su vida matrimonial. Por otro lado, todos tienen relaciones complejas con sus figuras paternas, basadas en ausencias y dependencias económicas. Sam está agobiado por las deudas que dejó su padre fallecido y por la pensión que debe a su ex esposa (una variante de la figura materna); el Sr. Cassidy (Frank Albertson), el cliente al cual Marion roba U$S 40.000, pretende comprar una casa para su hija recién casada y se jacta de poder sobornar a la infelicidad con su dinero; el padre de Norman murió (¿o fue asesinado?) cuando éste era un niño y fue el amante de su madre quien destruyó la felicidad familiar del joven.-
Y una última cuestión interesante es que Mr. Hitchcock retoma el uso de los espejos para reflejar la dualidad de los personajes: tanto Marion como Norman se reflejan en espejos y ventanas. Arbogast, por el contrario, da la espalda al espejo de la recepción del motel, eludiendo el reflejo.-
Del lado negativo de la balanza debo decir que después del asesinato en la ducha tiendo a perder un poco el interés. Toda la sección media se arrastra un poco hasta que el sheriff plantea la pregunta ¿si la madre de Norman está escondida en la casa, quién fue enterrada en su lugar diez años antes? En mi opinión, aquí la película recobra vida hasta que cae nuevamente en la última escena, durante la cual el psiquiatra explica sobre la psicosis de Norman. Esta escena me resulta demasiado expositiva y tal vez no del todo necesaria. Afortunadamente, el epílogo (interpretado por Anthony Perkins y doblado por Virginia Gregg) hace que el final sea impagable y me reconcilia con la película.-
Creo que parte del problema en toda esta parte media está en los personajes. Mr. Hitchcock siempre disfrutó jugando con la moral del espectador, haciéndonos simpatizar con el villano pero me pregunto si aquí no perdió un poco el control porque, al menos en mi opinión, Norman Bates es el único personaje agradable de la película una vez que Marion muere. Sam y Lila (Vera Miles), la hermana de Marion que llega para buscarla convencida de que se oculta con su novio, no me entusiasman demasiado. Ambos personajes me resultan planos, su único propósito es encontrar a Marion pero no tienen mayor atractivo por sí mismos. Según cuenta Joseph Stefano (el guionista de la película) en el documental que viene con el DVD, originalmente existía una escena entre Sam y Lila en la cual ambos hablaban sobre Marion y lamentaban su pérdida. Esa escena, que fue eliminada para reducir la duración de la película, tal vez hubiera aportado un matiz de humanidad a ambos, pero así como quedaron en el montaje final me sucede que no me intereso demasiado por ellos dado que no los conozco. Y el detective privado Arbogast (Martin Balsam)... bueno, yo tengo un problema con Martin Balsam…
En definitiva, si tuviera que resumir mi descontento con Psicosis diría que se debe a que, excepto algunos momentos de gran fuerza visual (toda la secuencia de la huída de Marion, la escena de la ducha por supuesto y la expedición de Lila a la casa de los Bates) más dos escenas con actuaciones brillantes (la conversación de Marion y Norman en la oficina y el epílogo) el resto de la película es una sucesión de “fotos de gente hablando”, precisamente aquello que Mr. Hitchcock despreció siempre…
El cameo de Mr. Hitchcock puede verse muy temprano en la película, cuando Marion regresa a su oficina luego de su encuentro con Sam, el director está parado en la calle con un sombrero tejano.-
Psicosis fue editada en Argentina en un DVD que integra la serie llamada “Colección Hitchcock” (otros títulos disponibles, editados en forma individual, son Saboteur – Saboteador – Shadow of a doubt – La sombra de una duda – Rope – La soga – y Vertigo – Vértigo – entre otros). La calidad de la imagen es excelente, el sonido está un poco bajo en algunas secciones y los subtítulos en español son muy buenos. El DVD viene con bastantes extras de los cuales el más interesante es un documental sobre la creación de la película.-